POR: JUANA ICEL LOPEZ ZAMORA
Para que México avance es necesario hacer un análisis de cuáles son los factores que se lo están impidiendo y uno de ellos sin lugar a dudas es la educación.
Si se analiza el desarrollo de cualquiera de los países desarrollados en el mundo, se llegará a la conclusión de que la base de todos y cada uno de ellos ha sido el desarrollo de su educación en todos los niveles, desde enseñar a los niños a leer y escribir como planear todos los niveles de su educación: primaria, secundaria, preparatoria, escuelas técnicas y universidades. De esa forma se cuenta con la materia prima necesaria para insertar al material humano en todos y cada uno de los sectores de la economía.
Una de las cosas más tristes es constatar, que en lugar de ir mejorando, cada vez el material humano nos llega con menos conocimientos fundamentales para emprender sus estudios superiores.
Claramente, el problema está ubicado en los cimientos de esa educación: lo primero es la enseñanza de la lectura en cuanto a claridad, pronunciación y comprensión. Lo segundo es dotar a los alumnos de un vocabulario que comprendan y vayan ampliando y consolidado en cada uno de los años hasta integrarse en la vida laboral. La ortografía es una de las áreas en donde se detecta un gravísimo problema. Hay ocasiones en que en la presentación de los currículos de los jóvenes hay tantos errores, que les hace imposible obtener oportunidades de tipo laboral. Si no se maneja bien la lengua materna, el aprendizaje de las demás será cada vez más endeble.
En toda esta etapa es fundamental la colaboración de todos: los padres en las casas, inculcando a sus hijos la importancia de la lectura y la adquisición de una responsabilidad en el cumplimiento de los deberes y de sus compromisos; en la escuela primaria, la responsabilidad de los profesores en el cumplimiento de sus obligaciones. Esos seis años son fundamentales para asentar todos los conocimientos fundamentales con que deben contar los niños. Actualmente, cuentan con la tecnología que les facilita mucho el aprendizaje, pero para ello deben de saber que no se trata solamente de reimprimir los materiales textualmente, sino que deben de llevar un proceso de análisis y selección de contenidos junto con la aportación de sus propias conclusiones.
Si dotamos a nuestros alumnos de una sólida primaria, les será más fácil el avance en los próximos niveles. Es muy triste constatar que llegan a todas las universidades alumnos que fallan en actividades tan fundamentales y primarias como es la aritmética, para después fracasar con el cálculo y todos los niveles de matemáticas.
Otra área todavía más grave de desconocimiento es el de la historia. No conocen su país: cómo surgió desde la antigüedad hasta este momento. Es triste ver en ocasiones que los turistas saben más de nuestras culturas prehispánicas que nosotros mismos. Y no se diga un desconocimiento de lo sucedido en el siglo XX. Se limitan a repetir el eslogan de políticos y las críticas, en varias ocasiones sin fundamento y se dejan manipular terriblemente a la hora de tomar decisiones.
Es ya el momento de que todos tomemos nuestras responsabilidades como profesores y padres, pero lo más importante es que los alumnos tomen conciencia desde muy pequeños de que ellos son los que tienen que colaborar, desear aprender y no irse con el engaño de discursos sin fundamento. Tienen que ser conscientes de que el desarrollo del país va a estar en sus manos y que si por diversos tipos de intereses les ha convenido mantenernos en la ignorancia, urge que todos subsanemos ese error. Si cada uno toma su responsabilidad a conciencia: los padres a dirigir y supervisar; los docentes a enseñar, continuando con su preparación a lo largo de toda su vida laboral; y los alumnos el obtener lo mejor de los conocimientos de sus docentes, habremos empezado a retomar el auténtico camino de una buena preparación.
Todo esto se debe de hacer en todos los niveles: primaria, secundaria, preparatoria y universidad. Si los cimientos son sólidos no tendremos ningún problema para ir creciendo. Para aquellos que ya se encuentran en esos niveles tendrán que hacer un mayor esfuerzo, pero dándose cuenta de sus numerosas y graves carencias y tratar de subsanarlas acercándose a los docentes que les puedan ayudar a llenar esas lagunas de conocimiento que tienen en la actualidad.
Sólo así México podrá retomar el camino y todos nosotros debemos colaborar para hacerlo aún más grande.
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